Nada significarán las letras de este proemio con respecto a nuestro municipio si los gentiles lectores no descubren, merced a su lectura, que por las venas de este nuevo santo de la Iglesia Universal fluyó con vigor la sangre pizarreña por herencia de su tatarabuela por línea materna Dª Catalina Navarro de Rosas, nacida y bautizada en Pizarra el 22 de octubre de 1799, hija de D. José Navarro Prieto y Dª Antonia de Rosas y Muñoz-Valderrama, y desposada con D. José Mª de Cea-Bermúdez y Buzo en 1816.
Rafael Arnáiz Barón nació en la ciudad de Burgos el día 9 de abril de 1911 en el seno de una ilustre familia. Bautizado en la legendaria iglesia de Santa Gadea de la Jura, siguió sus estudios con los padres jesuitas, primero en Burgos y después en Oviedo. Ganado el bachillerato, se matriculó como alumno de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Central de Madrid en 1929. Varón de nobilísimo y purísimo espíritu, el látigo de la enfermedad castigó sin embargo hasta el extremo su frágil cuerpo desde la niñez: fiebres paratifoideas, pleuresía y, sobre todas, una atroz diabetes.
Una excursión al monasterio de San Isidro de Dueñas (Palencia) por consejo de sus tíos maternos, los Duques de Sessa, Maqueda y Santángelo, Grandes de España, alimentó la simiente de su vocación monástica en 1930. Cumplido el servicio militar, resolvió ingresar en esta abadía trapense con el nombre de Fray María Rafael el día 15 de enero de 1934. La diabetes le infligió entonces su máximos estragos. En la soledad de su celda y el rigor de la regla de la Trapa, las formidables tribulaciones que señorearon su carne no hicieron sino acrisolar las eximias virtudes cristianas de su alma hasta el grado heroico. Tres veces hubo de quebrar su clausura por causa médica y otras tantas la reanudó en cuanto tuvo aliento para el retorno, aunque fuese ya en calidad de oblato.
Contemplando el inminente fin de sus días, su abad le impuso simbólicamente el escapulario negro y la cogulla trapense en cumplimiento de su vehemente deseo de morir con ella. Durante su agonía, sintió una sed férvida y, procurándose apenas una gota de agua, declinó tomarla "en sacrificio por la Humanidad". Exhaló su último suspiro el 26 de abril de 1938 a los 27 años de edad por defecto de un coma diabético.
La fama de santidad y milagros obrados por el Hermano Rafael fundaron sus sucesivos procesos de beatificación (1962-1992) y canonización (2005-2009), respectivamente coronados por S.S. el Papa Juan Pablo II el 27 de septiembre de 1992, quien ya había evocado su figura como Modelo de la Juventud del Mundo en 1989 y por su sucesor en el solio pontificio, S.S. el Papa Benedicto XVI, el 11 de octubre de este año.
San Rafael Arnáiz es valorado como uno de los grandes místicos del siglo XX. Su festividad es celebrada por la Iglesia Universal el día 26 de abril, aniversario de su fallecimiento.
¡Albricias, Pizarra, alégrate y congratúlate en feliz hora: uno de tus nietos es santo!
A la memoria del Sr. D. José Fernández López de Uralde (1924-2009)
Alejandro Rosas Fernández
Artículo publicado en "Apuntes Históricos de Pizarra"
Boletín del Ayuntamiento "Pizarra Información" nº8 (Diciembre 2009)
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